Saturday, March 12, 2011

Viejo domingo

(Escucho: Me cuesta tanto olvidarte, de Mecano)

A ti, emperatriz, por aquellos instantes...

Era domingo
y en la sombra de aquel túnel,
el húmedo del mar se entretenía con tu pelo.

Era un domingo de otoño,
y allí, en aquel sórdido túnel,

estabas tú,
tus ojos de rocío,
tu perfume de sal
y el viento.

Era un domingo,
un domingo cualquiera,
había llovido,
y estábamos juntos,
riendo,
temblando,
henchidos de amor.

Elías Bellido, Madrid, Marzo 2011