Saturday, January 21, 2006

Creo recordar


Decidí pasar aquella tarde viendo cuadros. Bajando las escaleras tenías desde los primitivos italianos hasta el retrato de Giacometti... que más se puede pedir... pero había pocas horas...
Cuando estaba en la librería se acercó a mí una chica muy uniformada que me instó a abandonar la tienda. Nos cerraron a cal y canto, nos echaron a todos, parecíamos gallinas guiadas fuera del corral. Sólo los guardas y algúna que otra mujer de la limpieza se quedarían allí, a disfrutar del Greco, de Renoir, de Gaugin, de Feininger, de Dalí, y sobre todo de aquel magnífico Ribera, aquella Virgen, aquel Cristo muerto...
Luego a la vuelta era de noche y la tortuosa ciudad se me echó encima. Llovió durante todo el camino. Tenía todavía aquel resfriado, aquel alquitran dentro de mi nariz, el autobús no llegaba y la vorágine de almas con caras de perro me acosaba por todas partes.
Creo recordar que aquella misma noche acabé uno de los cuadros que más me gustan, aquel de la chica que lleva un vestido azul y tiene los brazos levantados.

No comments: